A pesar de que recuerda con amargura los altibajos por los que atravesó su vida durante el proceso de reforma y apertura del país a finales de los a?os 70, Hu Zhifeng sigue experimentando un sincero agradecimiento hacia Deng Xiaoping, difunto líder chino.
"Si no fuera por Deng, no habríamos llegado al desarrollo de que gozamos hoy día", indicó Hu, de 42 a?os de edad, en vísperas del centenario de natalicio de Deng, que se celebra el 22 de agosto de este a?o.
Hu dirige desde hace varios a?os una fábrica privada de arquitectura de vidrio, en Shanghai, que se exporta a varios países, como Estados Unidos y Japón.
Pero su éxito actual no borra los recuerdos amargos de hace ocho a?os, cuando la fábrica donde trabajaba, la II Planta de Relojes Electrónicos de Shanghai, dirigida bajo la economía planificada socialista, se declaró en quiebra por la re?ida competencia provocada por el sistema económico de mercado instaurado durante la campa?a de reforma y apertura impulsada por Deng.
Poco después de quedarse sin empleo en el invierno de 1996, Hu y su marido pidieron dinero prestado a sus parientes y amigos para establecer su nuevo negocio.
Su empresa se ha hecho famosa por proporcionar elementos de construcción de vidrio a algunos edificios emblemáticos de la metrópoli oriental china.
La economía de mercado obligó a las empresas de propiedad estatal a reestructurarse y despedir operarios para elevar la productividad. Debido a ello, millones de obreros de estas empresas se vieron abocados al paro.
A Lu Guorong le ocurrió algo similar a Hu cuando tenía unos cincuenta a?os.
Después de perder su puesto como director del taller de una empresa estatal, odiaba a Deng y se creía "víctima" de sus reformas.
Se vió obligado a cambiar de trabajo seis veces para ganarse la vida, pero tuvo tiempo de completar sus estudios universitarios durante dos a?os.
Ahora trabaja como gerente de marketing en una empresa de capital extranjero en Shanghai, y su salario es varias veces superior al que percibía en la empresa estatal.
Al recordar la amargura que sufrió mientras estaba desempleado, Lu se?aló que "todas las reformas impusieron sacrificios dolorosos ".
A pesar de ello, su opinión hacia Deng ha cambiado drásticamente.
"Deng es un gran hombre", manifiesta.
No todos los obreros despedidos de China tuvieron la suerte de encontrar nuevamente un buen empleo, pero reconoce abiertamente que la reforma y apertura dirigieron al país en una nueva era.
En 2003, tras una expansión económica de 25 a?os, China experimentó un vertiginoso incremento de su producto interior bruto (PIB) hasta los 11.6 billones de yuanes (unos 1.4 billones de dólares USA), lo que la catapultó a la sexta posición mundial.
China alcanzó su objetivo de conseguir un PIB per cápita de 1, 000 dólares USA en 2003. Las nuevas metas estratégicas son cuadruplicar el PIB del 2000 para el a?o 2020 y conseguir una completa modernización de la nación hacia mediados del siglo.
(18/08/2004,Xinhua)